El ajetreado mercado invernal del Sevilla
Los resultados de La Liga Santander durante la primera mitad de la temporada suelen dictar en gran medida la estrategia de los equipos en el mercado invernal. Eso no es inusual y ha pasado en todas las casas. Este año le ha tocado al Sevilla, equipo acostumbrado a jugar Champions League y a arrasar en la Europa League, además de a plantar cara a Barcelona y Real Madrid en los últimos años en La Liga, además de pelear con el Atlético de Madrid por la tercera plaza.
Asimilar que un invierno como el que hemos vivido se pueda asimilar como un mal necesario (y deseamos que muy ocasional) no quita que sea muy poco habitual que un equipo llamado a luchar Europa se encuentre en la zona baja de la tabla. Ello explica el lavado de cara de un Sevilla que habría realizado más movimientos de no ser por el maldito fair play financiero.
Al equipo, que ya había cambiado de entrenador antes del Mundial, llegaron Gueye, Bryan Gil Badé y Ocampos, del que hablaremos más adelante. Idealmente, la llegada de algún delantero goleador era más que deseable, pero empecinamiento de En-Nesyri por no salir lo ha evitado, así como ha impedido que el Sevilla recibiera un lucrativo traspaso.
El resto de fichajes llegan para satisfacer las necesidades obvias del equipo; Loïc Badé tenía poco ritmo de competición pero los problemas defensivos del Sevilla eran enormes, tras perder a Koundé y Diego Carlos el pasado verano, y su llegada ya fue una mejora; Gueye debe mejorar un centro del campo endeble, y más tras la salida de Delaney, que tampoco jugaba, y Bryan Gil llega para sumar talento a un equipo que ha demostrado ir justito en esa materia, y más tras el chasco que ha supuesto Januzaj, al que se le buscará una salida hacia algún sitio donde aún puedan fichar, hasta ese punto se ha calificado de inservible para el Sevilla el que fuera jugador destacado de la Real Sociedad y canterano del Manchester United de Ferguson.
Las salidas tampoco sorprenden demasiado; Augustinsson no cuajó en el Villa y lo devolvieron, para cederlo otra vez, esta, al Mallorca, esta cesión, quizá, pinte bastante mejor para el escandinavo; Kike Salas salió también de préstamo a Tenerife; así como Carmona lo hizo al Elche, que todo indica que le queda poco y menos en primera división; Dolberg, cuesta calificar cómo de mal ha salido el fichaje del delantero, y el mencionado Delaney salieron hacia el Hoffenheim e Isco, hablando de pufos, ya había salido del equipo, tras sólo un par de meses por Sevilla, antes de iniciarse el mercado, y su despropósito de fichaje fallido por el Union Berlin pinta a que fue otra de las suyas.
Hay que echar algo de culpa, sólo un poco, a la mala suerte. Y es que una tormenta perfecta se cebó con el club y el equipo en el caso de Lucas Ocampos. El jugador había tenido un rendimiento muy decreciente desde su excelente comienzo en el Sevilla, por lo que los 20 millones del cerrado traspaso al Ajax del pasado verano más el ahorro de la ficha eran una gran noticia para todos. El propio club neerlandés vetó su propia operación y, aquí sucedió algo que cuesta de entender, el Sevilla aceptó una cesión. Ni medio año después, y casi sin jugar en el Ajax, Ocampos vuelve al Sevilla tras interrumpir la cesión con el ritmo de competición justito para la angustiosa lucha en la que se ve inmerso el equipo. Esperemos que se pueda ver lo mejor del atacante argentino.