Que va. Claro que les importa si el equipo va bien o mal. Se llama pasta. Y cuando va bien todos quieren mojar y cuando va mal nadie quiere recoger las migas.
Con el grupo inversor anda el anterior presidente que no puede soportar que la cosa funcione sin él.
Quiere su parte de pastel.
Y entre medio estamos los aficionados que entendemos como grupos inversores pueden estar poniendo piedras en el Molino cuando hay bonanza porque quieren disfrutarla, y sin embargo se nos escapa al entendimiento que haya expresidentes que son sevillistas porque lo han demostrado y por trincar beneficios sean capaces de entorpecer este momento dulce.
Conclusión.
El verdadero corazón sevillista lo tienen los que no han metido la po**a en la hoya.
Es mi opinión. Tan falsa como cualquiera.
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