¡¡BILBO BIDAIA!!
A las nueve salimos de Madrid, Juan, Quique y yo rumbo a Bilbao donde llegamos más allá de la 13:00 después de comernos todos los camiones del mundo en el camino. Es lo que tiene evitar el peaje y llegar a Bilbao por Orduña. Con prisa para recoger entradas y comenzar la previa, dejamos las cosas en el hotel y pillamos el metro. Ya con las entradas, y las primeras gotas de lluvia, nos metimos en un bar a debutar con los txakolis. Ahí llegaron los otros tres compis, Paco Utrera, Antonio y su amigo Fernando, alias Reyes. Tras un par de vinos y tapas tiramos para el casco viejo a buscar el Volapié, lugar recomendado por Germán para comer.
De camino a la Plaza Nueva nos cruzamos con la gente de la Peña Antonio Puerta de Donosti que hacían botellón al borde de la ría. Seguimos nuestro camino, dejándonos por el camino al presi que se incorporó poco después, y llegamos al bar en cuestión, un garito muy andaluz en el centro de Bilbo. Allí nos atendió Antonio que nos dijo que no estaba su jefe, y también que no le quedaban hamburguesas. Una llamada oportuna cambió todo y tuvimos hamburguesas, además de pinchos muy ricos y txakoli a diestro y siniestro. Del vino pasamos a la copas, echando allí gran parte del día.
El sitio de diez, la gente también, gracias a Germán por recomendarnos el bar y a su colega por tratarnos tan bien. Allí conocimos también a un tipo brillante, Jesús, amigo del dueño, Alejandro. Llevaba una camiseta del Athletic comprada en Alisport, según sus palabras, indignado porque le habían puesto en la manga el escudo de la Champions. Nos echamos unas risas con él, Quique le cantó el himno del Athletic y nos hicimos fotos. Pagamos, poquísimo, y nos marchamos rumbo a San Mamés.
Cogimos el metro, o eso me dicen, mis recuerdos son muy vagos, y llegamos a Pozas en busca de más sevillistas. Y de ahí al campo, recogí mi pase y entré al campo sola. Enfrente veía a la gente de la peña y la pancarta. En preferencia, debajo de los pupitres de prensa, me encontré un montón de sevillistas. Según lo contado por ellos, al parecer fue espectacular. La animación fue buena y sana, y los goles se celebraron a lo grande, tirados por el suelo y todo eso. Al parecer, el momento del partido fue cuando Paquito fue increpado por su primo para aparentar delante de los organizadores de la UEFA.
El partido, para mí una mierda, acabó y salí a ver si los peñistas abandonaban el campo y cogían la pancarta. Pero estaban celebrando, así que decidí bajarme a rueda de prensa. Allí me llamaron, no salía ni Emery ni Valverde, estuve un rato, me harté y me piré. Lo primero que le pedí a Quique al salir fue que me comprara un kalimotxo.
Teníamos hambre y nos fuimos a un sitio muy conocido por nosotros, El Huevo, Quique, Juan y yo.
Los demás se fueron al hotel y ya no les volvimos a ver (ojo, reclamo que añadáis un anexo a la crónica contando vuestra noche).
Cenamos unos pinchos y tomamos más kalimotxo, y conocimos a dos tipos de Cornellá ataviados con cosas del Athletic. No eran del Athletic, eran del Cornellá. Y un poco del Barça. Juan se marchó, tenía que coger el bus de vuelta a Madrid y Quique y yo tuvimos que abandonar el bar porque cerraban. En la puerta, con los dos catalanes decidimos que era muy pronto para retirarnos y nos fuimos a buscar un garito para tomar algo. Allí estuvimos hablando de fútbol y nos invitaron a tomar algo, hasta que cerraban el bar y nos tuvimos que marchar, algunos con la copa a cuestas en vaso de plástico.
En la puerta, mientras nos despedíamos, apareció Gaizka. No encontraba a su colega y nos pidió que le dejáramos un móvil para localizarle. Habló con su colega y nos dijo que si nos animábamos nos invitaba a algo. Pero ya estábamos muertos y pensábamos en el madrugón para la vuelta. Nos retiramos hacia el hotel, eran las tres o así. Tocaba dormir y tratar de descansar. Por la mañana, desayuno, unas compras de última hora y para Madrid, para cruzarnos en el camino con un Mini, que rápidamente identificamos como el coche de Antonio. Su coche, como no, estaba ataviado con la bufanda de Sevilismo en Madrid.