Villarreal CF 1-1 SevillaFC: Lenta mejoría que no sirve para terminar de despegar
El SevillaFC sigue con su escalada en la mejora de las sensaciones, pero no le da todavía para empezar a sumar de 6 en 6 cuando la urgencia es máxima. En Villarreal controló las acometidas del equipo local, pero le faltaron de nuevo piernas y mordiente ofensiva para traerse algo más que un empate.
Arrancó, como casi siempre, fabuloso el Sevilla. Con ímpetu, liderado por un Óliver que se entiende a la perfección con Isco. La primera acción entre estos jugones terminó en el gol del extremeño, a servicio de Isco. Jesús Navas en su papel de extremo habilitaba al 22 que servía un balón atrás para que Oli, con la zurda, la pusiera imposible para Rulli. Segundo gol que encajaba el Villarreal en lo que va de liga, meritorio, sin duda.
Pero casi a partir de ahí, despareció la mordiente del Sevilla. Es cierto que Bono primero (se retiró lesionado) y Dmitrovic después fueron espectadores durante muchos minutos del partido.
En la reanudación, con Fernando exhausto de nuevo, Lopetegui probó a Nianzou en el mediocentro. El experimento salió mal, fatal. Coquelin encontró un pasillo interminable por el centro y le puso un pase a profundidad a Baena que con algo de suerte batía a Dmitrovic.
Deshizo Julen el entuerto devolviendo a Nianzou al centro de la defensa y con Gudelj en el mediocentro. Y hasta ahí. A pesar de los cambios, nadie fue capaz de llenar el vacío de Fernando en el medio, y ninguno de los atacantes que participaron como refresco fueron capaces de llevar peligro a la meta de Rulli. Un par de ataques del Papu con disparos poco peligrosos fue lo único reseñable.
Por el lado amarillo, Lopetegui puede deberle su continuidad en el banquillo a los escasos centímetros que marcaron el fuera de juego de Yeremy, cuando se escapó de Telles y el brasileño terminó haciendo penalti. El VAR corrigió el error y dejó todo en el 1-1 definitivo. Un puntito, argumentos para pensar en positivo, pero también en negativo. Un Sevilla algo conformista, encallado en la mediocridad, viendo pasar las jornadas y el objetivo cada vez más lejos.
